viernes, 28 de marzo de 2014

TENER SALUD





Consenso. Unidad. Organización

Texto áureo: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 2).





Sufrir una dolencia, o en el peor de los casos estar postrado en una cama es cuando todo buen deseo u oración por el pronto restablecimiento toma cuerpo en nuestra conciencia para examinar qué error cometimos.

Sentir un malestar o  una dolencia es síntoma de una causa que casi siempre se origina en la ingesta de algún alimento. Esto tan sencillo puede conducirnos a un conocimiento superior de nosotros mismos y poder ver  qué nos hace bien y detectar qué nos hace mal. Y no solo en el ámbito de la alimentación, sino de lo que respiramos o el ambiente que nos rodea. De lo que nuestra mente o equilibrio emocional se trastorna o nos mantiene en paz. Del trastorno social que nos quita bienestar y confort… como las protestas  políticas que vulneran nuestras libertades y derechos.

Ver al ser humano como un ser holístico (comprensión de la totalidad o realidad compleja) es la hermosa ciencia revelada en la Biblia cuando San Pablo se refiere a la consagración y preparación para la segunda venida de Cristo: ‘’Y el mismo Dios de paz os santifique por completo: y todo vuestro  ser: espíritu, alma y cuerpo sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo’’ (1 Tes.5: 23).

Esta ciencia que San Pablo quiso desarrollar puede ser perfeccionada si conocemos qué es la salud y aplicamos una sencilla ley de causa y efecto.

La mejor definición de salud nos la da la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a ella debemos remitirnos para prevenir y curar, no solo en los hospitales, sino en nuestras casas, y por supuesto,  en nuestros barrios y urbanizaciones, ya que el esquema de la OMS engrana estos aspectos del bienestar humano: “LA SALUD ES EL COMPLETO BIENESTAR DE LO FÍSICO, LO MENTAL, LO SOCIAL Y LO ECOLÓGICO, NO SOLAMENTE LA AUSENCIA DE ENFERMEDAD O DOLENCIA’’.

Los problemas sociales, ambientales y ecológicos nunca podrán ser resueltos de manera permanente si nuestro grado de conciencia y responsabilidad personal por la higiene de nuestro cuerpo y mente no está regido por las leyes básicas de causa-efecto. Que resumidas en el principio de la temperancia es fácil de recordar: “ La verdadera temperancia nos enseña a abstenernos por completo de todo lo perjudicial, y a usar cuerdamente lo que es saludable”

Luego, estamos obligados a estudiar estas leyes para ayudarnos a reformar hábitos perjudiciales para poder alcanzar un estilo de vida lleno de salud y bienestar.

Estos saberes no podrán quedarse en uso exclusivo de los bloggeros y por ello estaremos obligados a organizar una Fundación holística que lleve estos conocimientos a todos sin excepción.

Afirma catagóricamente la Biblia: ‘’El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia’’ (Juan 10: 10).
 
Tener salud es tener vida.  PERO VIDA EN ABUNDANCIA. Es la obligación moral que tienen los líderes para evitar la condena y el castigo por su descuido. La flagrancia, su delito es no promover la medicina holística. El haber permitido convertir al paciente en una burda mercancía.(Juan 10: 11-13).

Existe un Cristo social que se nos revela en los escritos de Ellen White (1827-1915) y obliga actuar en consecuencia: ‘’Es propósito de Dios que ricos y pobres vivan unidos por lazos de simpatía y de ayuda mutua. Los que disponen de recursos, de talentos, y capacidades deben emplearlos en provecho de sus semejantes’’ (El ministerio de curación, pág.145).


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